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Patricia Terino |
Es raro, sucede en contadas ocasiones, pero uno puede escribir un buen poema por casualidad, quizá no un poema magistral, pero sí aceptable, del mismo modo que alguien sin talento podría escribir una buena escena de teatro, o por lo menos una funcional, o incluso alguien poco ducho en la narrativa podría escribir un relato correcto. Pero no es la casualidad la que escribe un buen poemario, una buena obra de teatro o una buena novela. Por eso sorprende Días de bruma, porque Patricia Terino, una autora novel, ha logrado dotarla de una coherencia estética y narrativa muy sólida, sin fisuras.

Cuando la gente me cuenta que una novela es entretenida suele sorprenderme, porque generalmente hacen alusión a productos que a mí particularmente me aburren mucho. Me refiero a obras con una trama muy compleja, enrevesada y al final sorprendente, pero cuyo estilo es insulso, y lo mejor que podríamos decir de él es que es correcto, que los verbos concuerdan adecuadamente con sus sujetos y que los signos de puntuación no estorban (esto después de haber pasado por correctores que se encargan de que esto sea así). Sin embargo, a mí me encantan las novelas en las que apenas sucede nada ni falta que hace, porque escribir es un arte verbal y lo importante de estos títulos es la belleza de sus palabras, de las que podemos extraer la esencia del ser humano.