César de Vicente
Hernando |
En una de las escenas del Marat-Sade de
Weiss, el revolucionario francés dice:
“Y lo que oyes una, y otra, y otra vez
es lo que crees”, y por eso, sigue diciendo, las gentes se contentaban con la
imagen de aquel hombre martirizado y crucificado, y los poderosos la utilizaban
para mantenerlos en su ignorancia, evitando así que “se levantaran contra sus
señores que los gobernaban en nombre de un mandato divino”. Es una impecable
descripción del funcionamiento primero de la ideología, de su grado cero. La
imagen actúa como mediación, como fetiche, y oculta la realidad. Naturalmente
Weiss se refiere aquí a la religión y al uso de Cristo como forma de
dominación, pero el mecanismo no difiere del empleado, según describen los
autores de este libro, del usado para colocar a Mijail Bajtín como icono de
pensamiento crítico, ocultando la realidad.
El subtítulo del libro lo plantea
abiertamente: “historia de un mentiroso, una estafa y un delirio