
Hace
algunos meses, el maestro William Ospina tuvo la gentileza de interrumpir su
vertiginoso itinerario y aceptar la invitación, que desde Somos Ciudadanos [1] le
extendimos, para realizar un viaje intempestivo al departamento de Boyacá. El
motivo, participar en la audiencia ambiental, realizada en el municipio de
Pesca por el Colectivo de la Protección de la Provincia de Sugamuxi. El
objetivo principal, salvar el Lago de Tota de la insaciable intención de la
petrolera francesa Maurel & Prom de hacer exploración y explotación
petrolera en inmediaciones de su generoso caudal.
Allí,
cerca de 2000 asistentes tuvieron la fortuna de escuchar un texto preparado
para la ocasión por el autor tolimense, la “oración por el Lago de Tota” [2]. Uno de
sus fragmentos se convertiría en el preludio de lo que Ospina había venido
construyendo en sus cuarteles de invierno: “toda la ciencia de hoy sabe que el petróleo no es el futuro, toda la
ciencia de hoy sabe que el petróleo es el pasado”. La obra, que al poco
tiempo saldría al mercado, titulada Parar
en seco” condensa todas las inquietudes ambientales, filosóficas y
ecológicas, que durante décadas acumuló uno de los escritores más prolíficos y
connotados del país.