
Con una rara sensación, uno leyó elogios encendidos de la
burguesía, la clase abanderada del capitalismo, sorprendentemente en El Manifiesto Comunista; pero el
propio Marx también ofrece un descarnado retrato del capitalismo en El Capital:
“El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la reducción de los indígenas a la esclavitud, su reclusión en las minas o su exterminio, el comienzo de la conquista y saqueo en las Indias Orientales, la conversión de África en una especie de coto comercial para la caza de negros, éstos son los procedimientos idílicos de acumulación primitiva que señalan el aura de la era capitalista”.
Entre un apasionante relato de progreso y una larga
pesadilla hay una gran distancia, pero así fue descrita la historia moderna por
Marx (Eagleton, 2011, ver en SinPermiso),
una historia que en su época culminaba en el capitalismo Como han pasado ya
unas cuantas décadas, hay suficiente trayectoria y datos acumulados como para
que, en el balance de las dos visiones, pese más la condena que el elogio.