
Muchas páginas, dirán. De acuerdo, tienen razón, pero el
libro de Rebeca Quintans se lee muy bien en general. No hay apenas tentaciones
de saltarse páginas o apartados. Consigue, desde el primer momento, atrapar al
lector/a. Sin cuentos, sin trucos y de buenas maneras. El título, un pelín
publicitario en mi opinión, responde a los objetivos de la autora y también a
los resultados conseguidos, teniendo en cuenta, desde luego, que algunos
aspectos de la biografía política e incluso familiar del que fuera Rey Borbón
de España, permiten y exigen nuevos desarrollos. Como una historia interminable
de servidumbres y horrores, en ocasiones casi inimaginable por mucho que
hayamos agudizado nuestro espíritu crítico y republicano.
La tesis política central: ¡en qué manos hemos estado!, ¡qué
gentes, qué familia(s) se encaramaron de nuevo a la cúspide del Estado!, ¡qué
cómplices sumisos e interesados tuvieron de tan elogiada “sociedad civil”!,
¡qué tipo de individuos forman la parte sustantiva de las clases dirigentes y dominantes
españolas! La seducción juancarlista, realmente existente, entre algunos
sectores de la intelectual española de izquierdas (en el sentido amplio e
impreciso del término), los sapos tragados, resultan ciertamente
incomprensibles. Tiene toda la razón Quintans cuando pone la tilde donde hay
que ponerla.