
Desde el punto
de vista de las luchas sociales, la segunda mitad del siglo XX fue, en gran
parte, el momento en el que la tradicional esfera de desarrollo de los
conflictos sociales, la economía, comenzó a perder importancia en favor de otro
tipo de contradicciones. Al tiempo que el desarrollo del socialismo real
dejaba claro que la revolución social no podía reducirse solamente a la
recuperación de los medios de producción, el capitalismo occidental revelaba
que sus promesas (igualdad de oportunidades, prosperidad generalizada, etc.) se
iban demostrando como falsas. En su lugar, en ambos regímenes sociales lo que
se iba desvelando era la necesidad de entender que el control de la esfera
económica, o la reducción de todas las contradicciones sociales a conflictos
económicos, no resolvía de ninguna manera la conflictividad política.