► Un hombre
victoriano atribulado por la falta de dinero y cuyas dolencias físicas no le
dejaban vivir. Un personaje dickensiano excesivo y fascinante. Así es el Marx
que retrata Francis Wheen
Anna Caballé | Mientras pasaba unas cortas vacaciones de
verano en Ramsgate, en 1880, Karl Marx conoció al periodista
estadounidense John Swinton. Este vio con sorpresa al viejo y temible
revolucionario jugando en la playa con sus nietos. Al anochecer Marx aceptó la
entrevista que aquel le proponía: los dos hombres bebían brandy y
hablaban del mundo y de los detalles del día cuando Swinton le preguntó de
pronto cuál era la suprema ley de la vida, aquella que todo lo cruza y a la que
todos los seres se someten. Marx quedó en silencio viendo cómo las furiosas
olas estallaban en la playa y contestó solemnemente:
“¡La lucha!” Había, dice Swinton, un fondo de desesperación en
su tono pero, por fortuna, lo que decía no era más que la verdad.