
Ariane Díaz | Con la salida del segundo volumen de la
Obra de los pasajes, de Abada Editores,
se suma otra traducción al castellano de los escritos de Walter Benjamin que,
esperados por décadas, animaron el debate sobre el conjunto de la obra del
pensador marxista y judío alemán que muriera en 1940 cercado por los nazis.
Este escrito, que
trata de los pasajes de París, se inició al aire libre de un cielo azul sin
nubes curvado sobre el follaje, y sin embargo ha quedado cubierto con el polvo
de muchos siglos por millones de hojas en las que se agitaban la fresca brisa
del afán, el pesado aliento del investigador, la tormenta del celo juvenil y el
soplo indolente de la curiosidad. Pues el cielo estival pintado en la sala de
lectura de la Biblioteca Nacional de París, mirando hacia abajo desde las
arcadas, extendió su cubierta, soñadora y sin luz, sobre él [460 [1]].