
En ocasión del 80° aniversario de la muerte de Franz Kafka,
Michael Löwy publicó
Franz Kafka,
rêveur insoumis (
Franz Kafka, soñador
insumiso), donde expone los lazos y las simpatías socialistas y
libertarias del escritor. Es evidente que no se puede reducir la obra de Kafka
a una doctrina política, cualquiera que sea. Kafka no produce discurso, crea
personajes y situaciones, y expresa en su obra sentimientos, actitudes, un
estado de espíritu. No está prohibido, sin embargo, explorar los pasajes y los
lazos subterráneos existentes entre su espíritu antiautoritario, su
sensibilidad libertaria, sus simpatías socialistas por un lado, y sus principales
escritos por otro. Son vías de acceso privilegiadas a lo que se podría llamar
su paisaje interno.
Kafka había manifestado interés por la Revolución Rusa: en
una carta dirigida en septiembre de 1920 a su amiga Milena, hace referencia a
un artículo sobre el bolchevismo que ha causado una gran impresión, precisa,
"en mi cuerpo, mis nervios, mi sangre".