
Ya por eso me parece algo más que un error “politizar” (en el sentido de instrumentalizar de manera partidista) el debate actual sobre lenguas y culturas. Es mejor dar antes un paso atrás: no sólo hacia el ámbito de la historia sino también hacia el terreno de la antropología de la psicología social.
Francisco Fernández Buey (1997)
Presentación en Librería Laie, Barcelona, martes 26 de mayo, 19:30. Libro
editado por El Viejo Topo, Barcelona, 2015.
Bona tarda. Ës tot un honor la seva presència en la
presentación del último libro publicado de Francisco Fernández Buey .
Cuatro observaciones fuera del guión:
1. “Sí se puede, sí se puede, sí se puede”.
¡Hemos podido…aunque, por supuesto, todo no esté hecho!
2. El profesor
Francisco Fernández Buey, no tengo ninguna duda sobre lo que voy a decir ahora,
estaría muy, muy feliz, sabiendo que Ada Colau será la próxima alcaldesa de
Barcelona (¡la primera vez en la historia de la Rosa de Fuego, que no, nunca
más, “millor botiga del món”!) y tan
feliz, no menos, sabiendo que también Manuela Carmena será alcaldesa de la
ciudad resistente, la ciudad de las mareas, la ciudad de Enrique Ruano y
Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco.
2.1. A propósito de las compañeras Ada
y Manuela, leo unas breves aproximaciones de amigas y amigos de Espai Marx:
2.1.1. De la historiadora Soledad
Bengoechea: “Ciertas declaraciones de Manuela Carmena y Ada Colau me llenaron
ayer de esperanza. Llamaban a un entendimiento de Madrid y Barcelona. Me
recordaron aquellos lejanos tiempos de nuestra guerra incivil, o guerra de
clases, cuando la ciudad condal estaba llena de carteles que llamaban a
hermanarnos con la capital de España. ¿Habrá lugar ahora para un entendimiento?
2.1.2. Del científico y activista
Manuel Martínez Llaneza: “A mí me recordaron los tiempos (últimos 60 y primeros
70) de la lucha universitaria de los PNN en que nos reuníamos con los camaradas
de Barcelona (Paco Fernández Buey era el responsable) con la sana envidia que,
como dijo Manola Carmena, nos inspiraba su carácter más avanzado y
"europeo". Ellos también nos querían mucho a los que llegábamos de
Madrit . Cuando veo las puñaladas que se dan ahora "los
nuestros" (y se daban entonces, aunque no salía tanto a la luz), me
pregunto de dónde salió aquella camaradería tan espléndida (hasta que llegaron
los de BR) y sólo puedo responderme que era porque estábamos trabajando en
serio y creíamos en lo que hacíamos; debe ser eso de la praxis. Salud. Manuel”.
3. Palencia, el
profesor de la UPF era un ciudadano palencelonés, es una de las ciudades
españolas con mayor presencia proporcional de regidores de IU en el
consistorio. No sólo es eso: un gran lector de su obra, un doctor de filosofía
que adquirió su doctorado en 2014 en la UNED con una tesis sobre “La noción de
ciencia en la obra de Manuel Sacristán”, estoy hablando del profesor José
Sarrión, es diputado por IU en el Parlamento de Castilla y León. Y en minoría
de a uno, como a ellos a veces les gustaba decir. Y no será tarea fácil.
¡Suerte, mucha suerte!
4. Me da que si
el profesor FFB estuviera entre nosotros, igual no venía a la presentación de
su libro. O, tal vez, por cortesía, nos hubiera dirigido unas palabras
temperadas y hubiera salido con velocidad lumínica hacia el centro de
Telefónica en plaza Cataluña, para apoyar la huelga, la casi heroica lucha de
los y las trabajadoras de contratas y subcontratas que están enfrentándose a
una multinacional despótica e inhumana que sólo piensa en su cuenta de
resultados. También aquí: sí se puede… aunque no es fácil.
Voy al libro del que, de hecho, no me he alejado mucho.
La estructura del acto: intervenciones de Fina Birulés,
Miguel Candel y Jordi Mir, breves, 10, 15 minutos, y luego les toca a ustedes:
preguntas, comentarios, críticas, intervenciones, lo que mejor estimen.
Cerramos con un poema de Brecht. Fina y Miguel son profesores de la UB, amigos
de FFB. Jordi Mir, alumno, discípulo y amigo de Paco, es profesor de la UPF.
Puestos ya en materia empiezo yo mismo.
Los neopositivistas lógicos, hablando en general, no suelen
estar muy bien vistos entre nosotros. Es un poco-mucho injusto: Carnap,
Neurath, Schlick, son sin duda grandes filósofos. Si además, pensamos en la
vida y, sobre todo, en la muerte del tercero, no sólo deberíamos ser miembros
fieles del rebaño de Epicuro sino también del de Schlick, de quien por cierto
Sacristán ya habló en aquel artículo de Laye de 1953 sobre “Verdad, desvelación
y ley”.
Los neopositivistas, decía, distinguían entre el contexto de
justificación y el contexto de descubrimiento. La línea de demarcación, mil
veces criticada con razón en la filosofía kuhniana y post-kuhniana, no está mal
del todo… para empezar, sólo para empezar. Tomo pie en ella y distingo entre el
contexto de realización del libro que hoy presentamos y el contexto de
existencia de lo realizo.
De lo primero habría que decir, así a la Wittgenstein:
1. Surgió este Sobre
federalismo… preparando otro libro de FFB sobre la obra de Manuel
Sacristán, que se editará acompañado de un documental de Xavier Juncosa_:
“Filosofando desde abajo”.
1.1. El libro está anunciado para
septiembre de 2015: Sobre Manuel Sacristán. Su aventura no fue de ínsulas
sino de encrucijadas.
2. Trabajando en
él, Jordi y yo releímos el artículo del subtítulo del libro, un texto publicado
en el mientras tanto especial de 1987 dedicado a la obra de
Sacristán. Está incorporado al libro que acabo de anunciar.
2.1. Vimos allí una muy interesante e
inhabitual reflexión sobre el tema, sobre el gran tema-monotema.
3. Miramos,
releíamos otros escritos y se nos ocurrió juntarlo todo en un volumen que,
inicialmente, pretendía ser muy breve.
3.1. No lo conseguimos por la
amplitud de las aportaciones de FFB a pesar de que hemos dejamos algunos textos
en el tintero y también un tema visto y sugerido por Jordi, el de la relación
intercultural. No les extrañe otro libro sobre el tema.
4. Así, pues,
dicho y hecho. De ahí surgió el libro que presentamos, un libro que contó desde
el principio con el apoyo de Miguel Riera, el editor por excelencia de la obra
del profesor Fernández Buey.
Del otro contexto, del de justificación de lo hecho, y a
manera de pinceladas no desarrolladas.
1. FFB llega a
Barcelona en 1962, a los 19 años en 1963 participa en una manifestación de
protesta contra el asesinato de Grimau, en 1966 recibe el trato fascista de
Creix (que también hablaba catalán en la intimidad) durante la Capuchinada, y
en 1968 es detenido. ¿Cuándo, por qué? El 11 de septiembre, luchando contra la
opresión nacional de la ciudadanía catalana, de los viejos y de los nuevos
catalanes.
También Neus Porta, su esposa y compañera, se manifestó.
1.1. El autor de Leyendo a Gramsci me solía insistir
en que me sería muy útil leer los apellidos de los detenidos en aquella
ocasión. Lo hice desde luego. No se los leo ahora pero les puedo asegurar que
entre ellos no estaban ni Florenci Pujol, por edad le tocaba (yo le conocí al
año siguiente en su empresa, en Banca Catalana, SA, trabajé allí, como el molt
ex honorable, durante 12 años, y estaba don Florenci en plena forma), ni
tampoco por cierto el señor Mas i Barnet, les hablo del padre del actual
president de la Generalitat de Cataluña, que tenía también edad para ello, para
manifestarte, para luchar contra el fascismo y por las libertades de todo.
Neus Porta, en cambio, sí que estaba como les decía y
también fue detenida.
Este interés por el tema, ese nudo poliético de lucha contra
la opresión cultural, lingüística y nacional se mantuvo en FFB hasta el final
de sus días.
2. No puedo
entrar en detalles pero hay dos textos de Sacristán de los años 70, no editados
aún, escritos en momentos de discusión programática del PSUC, que han inspirado
la reflexión propia de FFB. Son los dos siguientes:
2.1. Tenemos [los comunistas
democráticos antifascistas], es Sacristán quien habla, “nacionalidad como
elemento de la formación de la personalidad individual, de un modo más acusado
en unos, menos en otros, los cuales pueden cambiar (relativamente) de
nacionalidad o bien conseguir una consciencia casi a-nacional además de
apátrida”.
2.2. El segundo: “España [y
Francia] son unas formaciones para-nacionales, menos intensamente unificadas
que el conglomerado de nacionalidades que ha dado lugar a la super-nación
germánica, por ejemplo, pero que, de todos modos, han originado, con el paso de
los siglos, ciertos rasgos 'nacionales de segundo orden', por así decirlo, en
millones de individuos de nacionalidades básicas diferentes.
A estas consideraciones, habría que añadir dos más que le
son propias, como si fueran los postulados -revisables por supuesto- de la
geometría paco-fernandiana:
El primer postulado: “No
habrá en España alternativa de izquierdas renovada que no sea federalista en lo
cultural, confederal en lo organizativo y moralmente sensible a las diferencias
de las distintas nacionalidades y regiones. Incluso el internacionalismo
práctico del futuro, que es tan necesario como el federalismo cultural, depende
del desarrollo y de la concreción de éste”.
El segundo:
“Como vio muy bien Bertolt Brecht, el nacionalismo de unos hace nacionalistas a los otros (que no se creían tales) por reacción. De modo que siempre se esperará, y con razón, de la izquierda de la nación grande (o que ha dado nombre al estado) el primer gesto. Esto es, en mi opinión, un prerrequisito para combinar la voluntariedad de las gentes en lo político-cultural con la corresponsabilidad solidaria de las nacionalidades y las regiones en lo político-económico. Y por ahí veo la posibilidad de hacer frente a los excesos nacionalistas, particularistas y localistas desde una política que sea a la vez socialista y respetuosa de las diferencias lingüísticas y culturales. La memoria histórica de las diferencias debe ser para las personas de izquierda un punto de partida asumido con naturalidad y espíritu crítico, no afirmación descontextualizada de esencias siemprevivas o reconstrucción ad hoc de los acontecimientos pasados para subrayar identidades y diferencias que un día pudo haber”.
3. La tercera pincelada. Si me preguntan no sabré
responderles exactamente o con aproximación admisible, estoy muy oxidado en
estos temas, pero la idea kantiana sobre la excelencia de una buena voluntad
sigue siendo, en mi opinión, una buena idea, regulativa o no, no lo sé bien. Lo
que ustedes consideren.
Pues bien, el profesor FFB obró en este tema, como en muchos
otros, desde esa ubicación, pensó siempre desde esa perspectiva. No por interés
personal, no por liarla, no por cálculos estratégicos, no con ánimo destructor
ni opresor, no repitiendo ideas mil veces falsadas, no ahondando diferencias ni
inventándoselas, no usando argumentos liganordistas tan extendidos, no
machacando con argumentos y actitudes uniformistas para ganancias de oportunistas,
liantes, cavernícolas y afines, etc etc. Nada de eso. En síntesis: intentando
ayudar a acercarnos, a conocernos más, a saber más de nosotros, a sentirnos
próximos. De todos y de todas.. o cuanto menos de las personas con buena
voluntad.
Esta buena voluntad se concreta, por ejemplo, en reflexiones
como éstas:
“Una propuesta de izquierdas en este punto tendría que empezar por una breve declaración de principios, clara y sencilla. Debería decir: 1º que España ha sido históricamente y es un estado plurinacional, plurilingüístico, pluricultural, en el que: 2º en lo político y en lo político-cultural ha dominado durante siglos el uniformismo y el centralismo castellano (apoyado en el ejército y en la policía), pero simultáneamente, 3º en lo económico han dominado los intereses de las oligarquías y burguesías periféricas (de la oligarquía andaluza y de las burguesías vasca y catalana) en acuerdo o alianza con los poderosos del centro (entre los que hay que incluir también a oligarcas, burgueses propiamente dichos, gran clero y sectores altos de los aparatos represivos del Estado), todo lo cual, por otra parte, 4º se ha juntado con (o tal vez ha motivado) grandes flujos de población de unas regiones a otras, dándose, en éstas últimas, grados de mestizaje, asimilación y conflicto intercultural variables”.
A lo que añadía:
“En este punto histórico-descriptivo es muy importante decir (incluso autocríticamente) lo siguiente: hasta ahora en España no se ha tratado casi nunca con verdad y limpieza de corazón el problema doble que representa esta situación histórica contradictoria, a saber: el problema de las imposiciones político-culturales centralistas y el problema de la discriminación de una población emigrante de habla castellana y que, por necesidades económicas, pasaba desde las regiones de origen de las principales oligarquías terratenientes (Andalucía, Extremadura) o desde las regiones empobrecidas de la, por otra parte, nacionalidad titular del Estado (las Castillas), donde radicaba el poder administrativo central, político-militar, a las zonas de la periferia en las que se había producido un mayor desarrollo industrial y consiguiente acumulación de riqueza (Cataluña y Euskadi)”.
Corolario de su reflexión:
“Para la izquierda, una vez admitidas las diferencias lingüístico-culturales y una vez afirmada la voluntad de corregir injusticias históricas anteriores, el criterio básico tiene que ser corregir desigualdades sociales en favor de las personas, clases, comunidades autónomas y grupos intracomunitarios más desfavorecidos. Esta es la única “asimetría” que puede admitir una izquierda social digna de tal nombre”. Más aún: “Con esto se quiere decir que la asunción del federalismo político obliga a trabajar previamente en lo que podríamos llamar una cultura federal de la ciudadanía. Pues las fórmulas políticas federalistas no son nada (o casi nada) sin el sentimiento de las gentes y la comprensión profunda de lo que tales fórmulas quieren decir en concreto, o sea, en este momento histórico. No basta, por seguir con los ejemplos, con la reorientación en curso de la actividad política del senado como “cámara de las nacionalidades”. Si la alta política ha de dejar de ser el espectáculo que hoy es, será necesario que medidas institucionales como ésta de la reforma del senado se complementen con otras medidas propias de una democracia participativa”.
La cuarta pincelada. ¿Cuál es la raíz de 9? Un
matemático no da, no tiene por qué dar una sola respuesta a esa pregunta
elemental. Dirá por ejemplo: + 3 y -3, que la raíz es igual que una potencia de
base 9 y exponente 1/2, que todas las raíces cuadradas positivas, a excepción
de la de 0, tienen dos resultados, a lo mejor nos habla del radicando, de los
números complejos, de funciones afines de hojas de cálculo, de la irrupción de
los irracionales en la matemática griega, etc.
Pues lo mismo en este caso. FFB no respondió al tema que nos
reúne con una sola nota, con un solo registro, sino con muchos nudos
simultáneos y consistentes: derecho de autodeterminación (bien entendido:
información previa, discusión, contexto democrático, sin trabajo previo de
destrucción de relaciones, etc.), republicanismo federal con fuerte componente
cultural, construyendo puentes entre aquí (y los otros de aquí) y los de allí;
abonando un demos común; cuidando y elaborando una mirada internacionalista,
etc.
Y mantuvo aquí una posición leninista, sin avergonzarse por
ello: puso acentos distintos dependiendo de para quien hablara. Objetivo último
de su posición: la proximidad entre ciudadanos, la no ruptura de lo mucho que
tenemos en común, la forja de rebeldes en frente populares comunes.
La quinta pincelada. El republicanismo de FFB fue un
republicanismo no teoricista que pasó siempre por el mantenimiento no cegado de
la rica tradición republicana hispánica.
Estuvo en la plaza Cataluña en su último año, en 2012, el 14
de abril. Recuerdo bien cuando me agradeció la dedicatoria de la entrevista a
Julio Anguita que aquella mañana había publicado en Rebelión.
Un paso significativo de su posición:
“Así pues, si queremos aprender algo de aquella historia del republicanismo federal para la articulación jurídico-política de las diferencias socio-culturales en el mundo de hoy, y más concretamente, aquí y ahora, habría que llamar la atención sobre la distancia existente entre la argumentación a favor del federalismo (en Pi i Margall y en Garrido, por ejemplo) y la concreción que esta idea llegó a tener en el proyecto constitucional de 1873. De la dificultad que puede llegar a tener en un país como el nuestro concretar bien el ideal federalista republicano, con la intención de superar el malestar o la crisis cultural, da cuenta lo que dicen los historiadores que pasó en junio de 1873, justamente cuando se estaba discutiendo esto. Es una anécdota, pero vale la pena contarla. Presidiendo el consejo de ministros y harto ya de debates estériles, Estanislao Figueras, entonces presidente del poder ejecutivo de la Primera República, se puso a gritar en catalán: “Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!” Tan harto estaba, dicen, que el 10 de junio dejó una carta con su dimisión en el despacho de Presidencia, se fue a dar un paso por el parque del Retiro, tomó a continuación el primer tren que salía de la estación de Atocha y ya no se bajó hasta llegar a París.
Haciendo abstracción de la tragedia, he de decir que hay al menos un punto de esa anécdota que hace simpático a Figueras, suponiendo, claro está, que la anécdota contada sea verídica: dijo que estaba harto de todos nosotros (no de todos vosotros, que es lo habitual en la Tierra de Alvargonzález)”.
Dijo más cosas desde luego. Estas por ejemplo:
“Dicho lo dicho sobre el republicanismo como filosofía política y sobre la noción de democracia, no se debe olvidar, sin embargo, que por republicanismo se entiende también, en la calle y en el mundo político, más sencilla y estrictamente, defensa de la República, defensa de la opción republicana frente a la forma monárquica vigente aquí (y en otros países). Es en este sentido, y muchas veces al margen de lo que se dice en el mundo académico, como se han constituido en los últimos años asociaciones, grupos y ateneos que propugnan la acción cívica por la República, tratando de enlazar lo que se quiere para el futuro con los valores de lo que fue aquí la II República”.
Con esto último estaba sugiriendo que el republicanismo como filosofía política laica, tal como se entendía en el mundo académico y en algunos medios políticos vinculados a ese mundo
“[…] no siempre coincide con el republicanismo activo de estas asociaciones, grupos y ateneos republicanos. Basta con consultar en Internet algunos de los debates y controversias recientes para darse cuenta de las discrepancias entre republicanismo teórico y republicanismo práctico. Teniendo esto en cuenta, una primera pregunta que podríamos hacernos al respecto es: ¿puede el republicanismo teórico, o sea, esta filosofía política laica que acabo de describir, ayudar aquí y ahora, en concreto, a los republicanos activos organizados en ateneos, grupos y asociaciones en favor de la III República? Mi respuesta, que intentaré argumentar, es: puede, sí; pero para contestar afirmativamente a la pregunta habría que hacer algunas precisiones y concretar un poco más acerca de republicanismo”.
Sus precisiones:
“Para empezar no estará de más saber que no pocas corrientes del republicanismo que he llamado teórico, del republicanismo de la filosofía política, han sido, y a veces son, partidarias de la monarquía (constitucional y no-constitucional) en la práctica. Esto que digo, y que puede parecer una paradoja, se puede comprobar leyendo a Maquiavelo, a algunos republicanistas monárquicos del siglo XVIII en Inglaterra y a no pocos de los republicanistas actuales. Así que, si se me permite la broma, para salir de la paradoja habría que ser republicanistas en la teoría y republicanos en la práctica. Y, en consecuencia, no hacerse ilusiones de que con eso basta para una revitalización moral y cívica de la democracia. Por ejemplo, yo no diría, como dicen algunos republicanistas teóricos actuales, que hoy en día no tiene sentido plantearse (o replantearse) la vieja cuestión de las formas de gobierno. Pues el hecho, porque es un hecho, de que hayan existido y existan en el mundo monarquías mejores que ciertas repúblicas (o sea, mejores en el sentido de garantizar mejor las libertades de los ciudadanos y la igualdad formal ante la ley) no parece argumento suficiente como para dar por liquidado el asunto: no hay, tampoco hoy, rey que sea de verdad igual interpares, ni monarquía que viva del propio pecunio. En la mayoría de las monarquías actuales el rey no es un ciudadano como los demás. A veces es incluso jefe del ejército por derecho cuasi divino y, en cuanto tal, queda fuera de toda crítica (parlamentaria y mediática)”.
Por lo tanto, concluía, aunque en otra forma y con todos los
matices que haya que introducir respecto de las discusiones que tuvieron lugar
en siglos anteriores
“[…] el viejo asunto de las formas de gobierno sigue ahí. El que se replantee, como se está replanteando, no es sólo cosa de visión superficial y poco informada, como se dice a veces para a continuación acabar aceptando la forma monárquica en los países en que ésta está establecida y funciona medianamente bien”.
La sexta y última pincelada:
¿Qué opinaría ahora, en estos momentos, en mayo de 2015? No
lo sabemos. Sabemos, podemos saber con qué valores y principios pensaría y que
no jugaría a la aniquilación de culturas ni pueblos y, sobre todo, que no se
confundiría, en absoluto, sobre adversarios nada admirables de largo alcance y
de curriculum poco, muy poco presentable. Su perspectiva nos puede ser útil a
nosotros, para pensar con nuestra propia cabeza, precisamente lo que él con
toda seguridad hubiera deseado.
Dos de sus reflexiones, más actuales que nunca, pueden
sernos muy útiles a nosotros:
La primera:
“Ahora que estamos en pleno debate acerca de la alternativa a la vieja asignatura de religión confesionalmente impuesta, se podría intentar llevar a la práctica una modesta proposición que tal vez sirviera para alegrar el alma de todos los niños y niñas laicos hispánicos y de sus padres, independientemente de la nacionalidad de origen: reservar aquellas horas dedicadas a la religión al conocimiento básico de las otras lenguas y de las otras culturas que han convivido históricamente en esto que llamamos España. Lo cual fomentaría el conocimiento recíproco entre los niños de las distintas nacionalidades, potenciaría el voluntariado social en las nacionalidades históricas, multiplicaría los conocimientos mutuos por contacto directo entre maestros y profesores de distintas culturas y la cultura laica aprendería tal vez hasta qué punto han sido importantes las religiones en estas cosas de los choques entre culturas. Además, la Confederación Episcopal, cediendo las horas de religión para la enseñanza de las lenguas y culturas de las minorías nacionales, haría una inestimable aportación a la práctica de la tolerancia y a la necesaria coherencia entre el decir y el hacer, que siempre, y tan razonablemente, predica “ Francisco Fernández Buey, “Iniciativa para cultura federalista”
La segunda:
“[Se trata de] cambiar la dinámica de subordinación a los nacionalismos y regionalismos del lugar, en todas y cada una de las nacionalidades y regiones, poniendo en primer plano las reivindicaciones comunes de los de abajo y acentuando las reivindicaciones de los sectores más desfavorecidos en cada una de ellas”.
¿No han oído palabras muy similares estos días? ¡Seguro que
sí!
Muchas gracias por su atención. Tengo…Mejor dicho: quiero
despedirme con Brecht, con uno de sus poetas preferidos. El poema que les voy a
leer habla de él y también de ustedes, de la buena gente: “Canción de la buena
gente”.
A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor cuando se la conoce.
La buena gente invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno le hace sensato?
Escuchar y que le digan algo.
en que resulta mejor cuando se la conoce.
La buena gente invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno le hace sensato?
Escuchar y que le digan algo.
Pero, al mismo tiempo,
mejoran al que los mira y a quien miran.
No sólo porque nos ayudan a buscar comida y claridad,
sino, más aún, nos son útiles porque sabemos
que viven y transforman el mundo.
Cuando se acude a ellos, siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían
cuando les vimos por última vez.
Por mucho que hayan cambiado
-pues ellos son los que más cambian-
aún resultan más reconocibles.
mejoran al que los mira y a quien miran.
No sólo porque nos ayudan a buscar comida y claridad,
sino, más aún, nos son útiles porque sabemos
que viven y transforman el mundo.
Cuando se acude a ellos, siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían
cuando les vimos por última vez.
Por mucho que hayan cambiado
-pues ellos son los que más cambian-
aún resultan más reconocibles.
Son como una casa que ayudamos a construir
No nos obligan a vivir en ella y en ocasiones no nos lo permiten.
Por poco que seamos, siempre podemos ir a ellos,
pero tenemos que elegir lo que llevemos.
No nos obligan a vivir en ella y en ocasiones no nos lo permiten.
Por poco que seamos, siempre podemos ir a ellos,
pero tenemos que elegir lo que llevemos.
Saben explicar el porqué de sus regalos,
y si después los ven arrinconados, se ríen.
Y responden hasta en esto: en que,
si nos abandonamos, les abandonamos.
Cometen errores y reímos,
pues si ponen una piedra en lugar equivocado,
vemos, al mirarla, el lugar verdadero.
Nuestro interés se ganan cada día,
lo mismo que se ganan su pan de cada día.
Se interesan por algo que está fuera de ellos.
La buena gente nos preocupa.
y si después los ven arrinconados, se ríen.
Y responden hasta en esto: en que,
si nos abandonamos, les abandonamos.
Cometen errores y reímos,
pues si ponen una piedra en lugar equivocado,
vemos, al mirarla, el lugar verdadero.
Nuestro interés se ganan cada día,
lo mismo que se ganan su pan de cada día.
Se interesan por algo que está fuera de ellos.
La buena gente nos preocupa.
Parece que no pueden realizar nada solos,
proponen soluciones que exigen aún tareas.
En momentos difíciles de barcos naufragando
de pronto descubrimos fija en nosotros
su mirada inmensa.
Aunque tal como somos no les gustamos,
están de acuerdo, sin embargo, con nosotros.
proponen soluciones que exigen aún tareas.
En momentos difíciles de barcos naufragando
de pronto descubrimos fija en nosotros
su mirada inmensa.
Aunque tal como somos no les gustamos,
están de acuerdo, sin embargo, con nosotros.
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