
Hacia el 2008 se produce en Argentina una quiebra en el
consenso que existía acerca de las mejoras respecto del pasado. Un consenso
quebrantado tanto por la pérdida de confianza en datos públicos de pobreza e
inflación a raíz de la intervención del INDEC como también porque a medida que
el fantasma del 2001 se alejaba, aumentaban las demandas en pos de igualdad en
distintos temas, y por tanto se diversificaban las dimensiones respecto de las
cuales la década era sometida a escrutinio.
En rigor, parte del debate político de cada ciclo es pugnar
por los criterios con los cuales es y será evaluado. En los encontrados
balances sobre el período gravitan decisiones de antemano frente a una serie de
interrogantes clave, entre ellos: la forma de considerar las condiciones
iniciales, los hitos de comparación y los indicadores utilizados. En mi libro Controversias
sobre la desigualdad me propuse contemplar la situación en 2003.