
En los ‘80 y ‘90 vivieron en el ostracismo, pero en el nuevo siglo, en particular en América Latina, pasaron de lugares marginales a ocupar el centro de la escena en diferentes gobiernos. Llegaron, sobre la base de reivindicar a Marx, a aplicar medidas de subsidio al capital o de ajuste social. Por esta razón, el debate es más actual que nunca. La crítica de Paul Mattick a las ideas keynesianas apunta contra ese contrabando que hace pasar como un planteo en favor de la clase obrera, una ideología y una intervención política burguesa.