Raúl Hernández | Acercarnos
al mundo íntimo de Franz Kafka puede resultar un alucinante y oscuro proceso
hacia una vida insistente en el transcurso de una escritura y, a la vez, en una
radiografía de la enfermedad, la euforia, el estudio y el trabajo en sus más
dilatadas dimensiones. Es así como en el libro
Kafka en primera persona (selección, traducción y notas de Carla
Cordua a partir de sus diarios de vida. LOM Ediciones, 2010) podemos palpar,
olfatear y acompañar al autor en sus permanentes desasosiegos. Pues este autor,
fallecido a temprana edad, nos va develando su instancia diaria de lucha por
poder escribir y alcanzar algo que pareciera nacer solo dentro de la
desesperación. Algo así nos señala Cordua en la siguiente apreciación que aparece
en el prólogo del libro:
“El escritor que dijo
que escribir no era una profesión sino la vocación de hacerse infeliz estaba
probablemente pensando en sí mismo, pero su declaración puede ser aplicada a