- A los jóvenes palestinos de la Ciudad Vieja de
Jerusalén se les enseña una versión de los hechos históricos que es diferente
de la que aprenden los israelíes.
Pierre Klochendler | En el Orfanato Islámico Dar
el-Eitam, una escuela secundaria apoyada por un "waqf" (fondo
religioso musulmán) y ubicada en la amurallada Ciudad Vieja de Jerusalén,
estudiantes palestinos de doceavo grado preparan su examen de historia. En la
pared hay dos retratos de "mártires" muertos durante la segunda
Intifada (2000-2005). Mientras tanto, en Tel Aviv,
alumnos israelíes de sexto grado de la aldea comunal de Eshkol, adyacente a la
frontera con Gaza, recorren el Hall de la Independencia, un santuario nacional
donde, el 14 de mayo de 1948, el primer ministro David Ben-Gurión leyó la
declaración que dio nacimiento al Estado de Israel.
"La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) votó el Plan de Partición (de la antigua Palestina) pero,
como los árabes no lo aceptaron, no se materializó y, al día siguiente, estalló
la Guerra de la Independencia", dice la guía israelí Lili Ben-Yehuda a los
niños y niñas. En la escuela islámica en Jerusalén, el maestro de historia Iyad
el-Malki relata a sus estudiantes: "Los judíos querían dos estados, el
palestino y el israelí".